Un hogar usando las tres erres del reciclaje

Reducir, reciclar y reutilizar, es posiblemente la regla mágica con la que se puede transformar un espacio abandonado y muerto, en un verdadero hogar sostenible usando las tres erres del reciclaje. Por suerte cada vez son más los que apuestan por esas casas, granjas, almacenes olvidados que nadie quiere para reformarlos sin tocar su columna vertebral.
 
Cambiar el ritmo, bajar las revoluciones y vivir más al día es una opción que siempre está ahí, pero ¿Quién se atreve a cambiar de estilo de vida? Hoy os contamos la evolución de alguien que dejó todo para vivir en esta casa en Menorca. 
 
 

Esta es la historia del propietario de esta casa, un directivo de marcas de lujo que después de 25 años de duro trabajo decidió convertir su hobby en su nuevo trabajo. Al principio compraba espacios que les gustaban y los rehabilitaba para después venderlos. Hasta que encontró esta casa y la convirtió en su hogar.

Un hogar usando las tres erres del reciclaje

tres erres del reciclaje: cocina rústica con elementos reciclados
Fíjate en la instalación de luz vista, la máquina recreativa o ese
espejo estratégicamente colocado. 

La clave era mantener siempre una arquitectura sostenible, buscando soluciones inteligentes, simples y llamativas. La idea estaba bastante clara, al tomar una casa había que conservar al máximo su esencia. Reciclar todo lo reciclable y eliminar de manera justa todos los residuos que ya no sirven.

bañera exenta en casa rural
Una bañera exenta nueva y un pupitre de escuela, comparten protagonismo
comedor de una casa rústica
Un comedor que no se parece a ninguno

Tratándose de un terreno con varios invernaderos y una nave de una planta, lo primero que hicieron fue una limpieza profunda que como resultado generó 14 toneladas de basura y 4 de poda. Odian tirar cosas, pero el saneamiento era
fundamental antes de hacer nada más en su nueva casa.

salón con piezas de coleccionista
Y una sala con paredes rústicas, ¡de bloques!

A partir de ahí,
trataron con amor todo lo que se podía reciclar. Limpiaron, sanearon y
conservaron suelos de piedra y cemento, restauraron puertas, e hicieron una
intervención muy mínima para mantener siempre presente la esencia de la
casa
.



El tejado por ejemplo, se tuvo que hacer nuevo, pero no lo hicieron de la
forma convencional. Usaron aislantes, cartón y tela de gallinero para hacer el
soporte. El depósito de agua, por ejemplo ya no servía para su función
original, pero mira por donde ahora es el lugar perfecto para disfrutar de su
particular cine de verano. La balsa de riego es ahora una alberca. Y el
invernadero sirve para cubrir un par de caravanas viejas  también
rehabilitadas, que hacen las veces de casita de invitados.

un depósito convertido en cine de verano
El famoso cine de verano con sillas de director y entrada libre
piezas de coleccionista
La mezcla perfecta
cabecero con biombo
Un biombo, una mesita de mármol y una colcha tejida en la isla.

Ah y por cierto, aquí no busques plantas que pidan mucha agua ni
cuidados. La especialidad del vivero eran los cactus, y ahí siguen junto a los
romeros, viviendo nuevas vidas.

Como además su dueño es un coleccionista empedernido con alma ecologista,
intenta en la medida de lo posible no comprar cosas nuevas, para evitar los
desperdicios de toda producción. De ahí los carteles, espejos o cuadros que se
van repartiendo por la casa. Igual que en las casas de mucha gente, los muebles
van de un sitio a otro, se reparan, se tratan y van viviendo vidas nuevas.

Cuentan que en verano la casa se llena de invitados, y no nos extraña,
quizás todos quieran contagiarse de este estilo de vida tan saludable que
practica el dueño de la casa, y su familia.

 

porche de la casa
De postal ¡A pesar de todo!
caravanas bajo el techo del invernadero a modo de casita de invitados
El invernadero da sombra a las casitas de invitados. 

¿Qué te ha parecido esta casa? ¿Serías capaz de dejarlo todo y vivir otro
estilo de vida que te haga feliz?

*Imágenes procedentes de la Revista AD.